Tips para fomentar una buena relación entre hermanos.


Hermanos.
Hermanos... que bonita palabra... me transmite armonía, amor, amistad, apoyo incondicional... y en lo último en que se me ocurriría pensar es en la palabra conflicto.
Yo no tengo hermanos. La verdad es que es algo que me hubiese encantado tener y que, aún hoy, me crea cierta melancolía y una cierta celosía en frente de quién sí tiene.
Para mí es muy importante la familia y cada vez más. Desde que soy madre la palabra familia ha tomado peso y poder haber compartido emociones con un hermano u hermana hubiese sido maravilloso.

Pero no fue así, me quedé con el título de hija única, lo que complica comprender algunos sentimientos, pues nunca los sentiré. Para entender a una madre hay que ser madre y esto es un poco lo mismo.

Pero soy maestra y durante muchos años de mi vida he ido recopilando las experiencias de los padres y la de los propios niñ@s que he tenido la suerte de acompañar. Si algo puedo decir es que la primera palabra que debemos asociar a cualquier tipo de relación es conflicto. Esperar que en una relación solo haya paz es muy bonito pero no creo que en la mayoría de los casos, eso sea real.
Decidí darle un hermano a Lucas por muchos motivos y uno de ellos fue llenar mi casa de niños y alegría y darle la oportunidad a Lucas de tener a alguien de su edad a su lado para toda la vida (espero) cosa que yo seguro no podré hacer.
Creo que la primera cosa de la que deberíamos desvincularnos es de la responsabilidad, que podamos tener, de que se lleven bien. Podemos ayudar ( ahora veremos cómo) a fomentar su amor, a que se quieran, a que se respeten y demás, pero dependerá de su carácter finalmente  y de ellos mismos la relación que tengan.

Nuestro deber como padres sí es entonces fomentar el respeto, independientemente de que su relación sea peor o mejor. He visto hermanos llevarse mal en algunas etapas de su vida y luego por arte de magia en otras etapas llevarse maravillosamente.

Y ¿cómo fomentamos ese respeto del que os hablo ? Pues con el ejemplo. Parece sencillo, pero no lo es en absoluto. Tomar conciencia de lo que llevamos dentro nos ayudará mucho. Para eso vamos a mirar primero hacia dentro e intentar hacer cada día una pequeña autocrítica de nosotros mismos, con la finalidad de mejorar como personas y padres.
Esta parte es fundamental, pues somos la fuente de aprendizaje más importante que puedan tener.

Cuando estaba embarazada de Nico, al final de mi embarazo empecé a sentirme muy mal, invadida por sentimientos que me acompañaron hasta que di a luz. Sentí mucha pena hacía Lucas, pensando que le estaba arrebatando a sus padres, que ahora mirarían a otros ojos también. Sentí culpabilidad pensando que había hecho algo que le haría sufrir y anteponiendo sentimientos y emociones que aún no habían aparecido. Os digo que me informé mucho sobre el tema, leí muchos artículos y miré mucho vídeos que me ayudaron porque normalicé mis sentimientos y me sentí comprendida.

La bimaternidad es una explosión de sentimientos poco coherentes... y sentirse acompañada y entendida es sentir paz.

Fue en el nacimiento de Nico cuando empecé a ver a Lucas tremendamente mayor. Y empecé a sentirme muy alejada de él, absorbida por un cachorrillo que no me dejaba ni a sol ni a sombra.
Pero fueron un par de semanas y este sentimiento se desvaneció. Más bien lo acepté y lo hice mío.
Sí un bebé te necesita y no sabe si es el primero, el segundo, el tercero... él se enamora completamente de su madre y su madre tiene todo el derecho a hacer lo mismo y a disfrutar plenamente de su nueva maternidad. Lucas me tuvo casi cuatro años en exclusiva y eso mi segundo hijo no lo tendrá nunca.

Por eso como padres debemos aparcar culpas y esperar a que todo se normalice y que esa nueva personita se haga un lugar en su familia. Y luego parece imposible que alguna vez fuera diferente.

Sentimos muchas emociones como madres y padres y está bien, es lícito y es bueno aceptarlas.

Te daré tres consejos que creo que te ayudarán en casa para trabajar los celos que puedan surgir.

1. Los celos, celos son y si aparecen,  aparecen. Lo que quiero decir con esto es normal que los celos aparezcan. Intentemos no negar este sentimiento, ni verlo como algo que hay que anular.
Cuando nuestro hij@ sienta celos, entendámosle, normalicemos ese sentimiento y hagamos que él se sienta bien sintiéndose así. Abrazar, escuchar y estar y dejar que el tiempo pase y él vea por sí solo que se le quiere igual, que no pasa NADA.

2. Individualidad. Importante es que tengamos un rato al día para cada uno de ellos y aunque sé que es difícil seguro que puedes simplificar y reducir tareas. Tómate esto como tu tarea principal. Sigue sus rutinas y sobre todo dale un tiempo en exclusiva, donde se sienta escuchado y donde comparta contigo aprendizajes, risas, juego o cualquier actividad donde se produzca un tú a tú, sin móviles, ni tableta... solo vosotros. Verás que ese rato le beneficia y a ti también porque sentirás un bienestar y una satisfacción interior inexplicable.
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En el tema de la individualidad me gustaría hablaros del tema de la habitación. Si es posible y el espacio lo permite deberíamos empezar en habitaciones separadas. Un bebé tiene unas necesidades muy distintas a las de un niño y por eso adaptar su entorno más suyo a sus necesidades es algo que deberíamos tomar en cuenta. Se habla hoy en día de “play rooms”. Bueno, está bien. Pero preguntemos al hermano mayor si le apetece compartir su habitación, puesto que ha sido siempre suya. Puede que no quiera y deberíamos respetar eso y tenerlo en cuenta a la hora de tomar decisiones que le vayan a afectar a él directamente.

No podemos llegar un día y decirle que todo lo suyo ahora también es de otra persona. Es totalmente incoherente. Imagina que un día viene otra mujer u otro hombre a casa y tienes que compartirlo todo... ¿te gustaría? Seguramente no... pues entonces entiende que a él tampoco. Puede ser una bonita manera de aprender a compartir.

3. Por último, estar conectados. Intentar estar cuando juegan, cuando se relacionan, sin interferir pero sabiendo de dónde surgen los conflictos. Porque un niño o niña tiene pocas herramientas para explicar emociones o para describir situaciones complejas, por eso intentar estar cerca de ellos es importante. Así es más fácil ayudarles.

Los niños no necesitan de nuestra pena, necesitan de nuestra atención.

Espero que te sirvan mis consejos. Si te ha gustado, no olvides hacérmelo saber. Abracitos

Lunicauniverse

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